EN LA ÉPOCA ACTUAL
En la época actual, y hasta la llegada de la pandemia por Covid-19, estábamos casi seguros de que íbamos a morir de viejos, o a lo sumo de un cáncer que nos acarrearía un determinado tiempo de preparación a la otra vida. Normalmente no pensamos que, en un accidente mortal, vayamos a ser las víctimas.
Pero este maldito virus nos ha hecho cambiar muchas cosas en los planteamientos sobre la vida y la muerte, en el modo de actuar en la vida familiar, en las relaciones sociales, en el entorno laboral y en la utilización de medios que en estas circunstancias nos ayudan a estar más cerca de los seres queridos, a trabajar, a entretenernos.
Para algunos ha sido un reinventarse y puesta al día, para otros un “a ver como salimos de esta con el negocio que tenemos”… pensando que en cualquier momento podríamos ser positivo, quedarnos catorce días en casa para no perjudicar al resto, y a lo mejor ir empeorando en una enfermedad que empezó perdiendo el olfato y terminamos luchando a vida o muerte para salvar los pulmones, que nos mantiene la respiración un tubo y una máquina en la Unidad de Cuidados Intensivos, teniendo suerte de que no se haya colapsado el hospital en que nos tratan.
Lo que sí podemos hacer los que todavía estamos aquí es luchar por la vida, que no tiene ningún sentido por un lado un esfuerzo así de todos para parar esta u otra pandemia que nos pueda llegar y, por otro lado, promover que se solicite el fin de la vida de uno mismo porque se esté padeciendo una enfermedad dolorosa, a la que se añade el sufrimiento, la tristeza y la soledad como justificación.
¿Qué nos está pasando? Estamos perdiendo la cordura, la profesionalidad, el querer a los demás, el hacer sentirse bien a un paciente, el calmarle el dolor con la medicación adecuada, en definitiva, los cuidados paliativos que se le proporcionan cuando tiene una enfermedad en estado muy avanzado y ya no responde a tratamiento curativo alguno.
¿Por qué tenemos que hacer sentir al paciente como una carga y no como una bendición? Esa persona puede que necesite ese tiempo de ser cuidado para prepararse, para dejar algunos asuntos arreglados, hay tantas cosas que se pueden decir, puede pasar tantos momentos agradables con seres queridos si la persona está bien tratada, si los que queremos, queremos de verdad y no es cuestión de resignarse con lo que hay, creo que es cuestión de amar.
Los cuidados paliativos tratan a la persona en todos sus aspectos, físico, psicológico, afectivo, espiritual y social. Cuidados que hacen que el paciente no se sienta una carga, cuidados de verdaderos héroes profesionales que les alivian el dolor y el sufrimiento, que brindan la mejor calidad de vida posible, procuran el bienestar del paciente y también de su familia, acompañan al paciente en sus últimos momentos.
Cierto es que determinados tratamientos para calmar algunos síntomas como el dolor y sensación de ahogo pueden tener como efecto secundario acortar la vida, pero no es ese el objetivo principal del tratamiento, sino quitar el dolor. Esto es distinto que querer como objetivo la muerte, cosa que se da en la eutanasia, por lo que el paciente la solicita y los profesionales sanitarios aplicarían el tratamiento con dicho desenlace. ¿Será esto estar en una cultura de muerte y no de vida? De acuerdo estoy con ese personaje de Tolkien que dice “¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.”
María A. Onrubia Sobrino
Enfermera. Docente de EFA Valdemilanos, ciclo de Cuidados Auxiliares de Enfermería.